La naturaleza y propósito de Dios
Afirmamos nuestra fe en un solo Dios eterno, como Creador y Señor del mundo, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, que gobierna todas las cosas según el propósito de Su voluntad. Él ha estado llamando, del mundo, un pueblo para Sí, y enviándolo al mundo como siervos y testigos Suyos, para la extensión de Su Reino, la edificación el cuerpo de Cristo y la gloria de Su Nombre.
Autoridad y poder de la Biblia
Afirmamos la divina inspiración, fidelidad y autoridad de las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, sin error en todo lo que aseveran, y que son la única norma infalible de fe y conducta. Afirmamos también el poder de la Palabra de Dios para cumplir Su propósito de salvación. El mensaje de la Biblia se dirige a toda la humanidad, puesto que la revelación de Dios en Cristo y en las Escrituras es inalterable. Por medio de ella el Espíritu Santo sigue hablando hoy a través de su Palabra.
Afirmamos que hay un solo Salvador y un solo Evangelio. Jesucristo es el Dios-hombre que se entregó a Sí mismo como único mediador entre Dios y el hombre. No hay otro nombre en que podamos ser salvos. Jesucristo ha sido exaltado sobre todo nombre: esperamos el día cuando toda rodilla se doble ante Él y toda lengua lo confiese como Señor.
Evangelizar es difundir la buena nueva de que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de los muertos según las Escrituras, y que ahora como el Señor que reina, ofrece el perdón de los pecados y la presencia del Espíritu Santo a todos los que se arrepienten y creen. Evangelización es la proclamación misma del Cristo histórico y bíblico como Salvador y Señor, con el fin de persuadir a las gentes a venir a Él personalmente y reconciliarse con Dios.
La iglesia y la evangelización
Afirmamos que Cristo envía a los redimidos al mundo así como el Padre lo envió a Él, y que ello exige de nosotros la determinación de de ir donde Él lo inique, a pesar de lo difícil o costoso que esto sea. En la misión de Dios para la Iglesia, la evangelización es una prioridad. La evangelización mundial requiere que toda la Iglesia lleve todo el Evangelio a todo el mundo. La Iglesia está en el corazón mismo del propósito cósmico de Dios y es el instrumento que Él ha designado para la difusión del Evangelio.
Evangelización y cultura
(Mar. 7:8,9,13; Gén. 4:21,22; 1 Cor. 9:19-23; Fil. 2:5-7; 2 Cor. 4:5).
Puesto que el hombre es una criatura de Dios, algunos de los elementos de su cultura son ricos en belleza y bondad. Pero debido a la caída, toda su cultura está mancillada por el pecado. El evangelio no presupone la superioridad de una cultura sobre otras, sino que evalúa a todas las culturas según sus propios criterios de verdad y justicia, e insiste en principios morales absolutos en cada cultura. Las misiones, con mucha frecuencia, han exportado una cultura extraña junto con el Evangelio, y las iglesias han estado más esclavizadas a la cultura que sometidas a las Escrituras. Los evangelistas de Cristo deben tratar, humildemente, de vaciarse de todo, excepto de su autenticidad personal, a fin de ser siervos de los demás, y las iglesias deben tratar de transformar y enriquecer su cultura, todo para la gloria de Dios.
Creemos que estamos en una constante batalla espiritual contra principados y potestades del mal, que tratan de destruir a la iglesia y frustrar su tarea de compartir el Evangelio. Conocemos nuestra necesidad de tomar toda la armadura de Dios y pelear esta batalla con las armas espirituales de la verdad y la oración, sabiendo que el éxito de esta lucha espiritual está garantizada en Dios en tanto dependamos de Él.
Creemos en el poder del Espíritu Santo. El Padre envió a Su Espíritu para dar testimonio de Su Hijo; sin el testimonio de Él nuestro testimonio es vano. La convicción de pecado, la fe en Cristo, el nuevo nacimiento y el crecimiento cristiano, son todos obra Suya. Más aún, el Espíritu Santo nos capacita para ser testigos, y por ello la evangelización debiera brotar de una iglesia que está conciente de su necesidad de ser guiados por el Espíritu.
Creemos que el Señor Jesucristo regresará en forma personal y visible, en poder y gloria, para consumar Su salvación y Su Juicio. Creemos que en el período que media entre la ascensión de Cristo y Su segunda venida, la misión del pueblo de Dios tendrá que completarse y que no podemos detenernos antes del fin. Nuestra confianza cristiana es que Dios perfeccionará Su reino, y esperamos con gran expectativa el día en que habrá nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales morará la justicia y Dios reinará para siempre.