LA BIBLIA COMO UNA HISTORIA DE MISIONES

FUENTE: The Traveling Team | Narrado por Carolina Burgos

 

El contexto es todo.

¿Alguna vez malinterpretó una situación porque no conocía el panorama completo? Parece que ocurre con frecuencia en los medios de comunicación de hoy en día. Se producen malos entendidos y se hace daño cuando se sacan de contexto citas, declaraciones o fragmentos de sonido. Incluso versículos de la Biblia han sido utilizados para grandes actos de maldad cuando fueron sacados del contexto original.

También existe el peligro de vivir una vida fuera de contexto. No estamos destinados a flotar de forma independiente en esta vida como si fuéramos una breve nota de sonido, fuera de sincronización y fuera de contexto con la historia más grande que Dios está escribiendo en su Palabra. La Biblia tiene un tema para su gran narrativa y podemos alinear nuestras vidas con el contexto de la historia de Dios, si nos tomamos el tiempo para entender el tema.

¿Qué versículos vienen a su mente cuando piensa en la palabra “MISIONES”? A la mayoría de nosotros nos cuesta recordar otros versículos además de La Gran Comisión (Mateo 28:18-20). Por años, nuestra cultura eclesiástica ha señalado este pasaje como el tema de nuestras conferencias misioneras y la motivación para los que van a servir como misioneros. No es de extrañar que nuestra obediencia sea lenta: ¿quién quiere fundamentar su futuro en un solo versículo?

La misión no es algo de lo que la Biblia simplemente habla; la misión es un tema crucial en la Biblia. Es el contexto, que provee la columna vertebral para la historia de Dios y la nuestra. Desde la creación, Dios está interesado en redimir para sí a todos los pueblos.

Observemos la Biblia a la luz del corazón de Dios para el mundo, y veremos que, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, Dios invita a todos los creyentes a unirse a Él para llevar a todos los pueblos a su trono. La Biblia no es una colección de libros separados sin un tema o historia común. Es un solo libro con una Introducción: Génesis 1-11, una trama: Génesis 12 – Judas y una conclusión: Apocalipsis.

 

 

Llenen la tierra

 

Dios empieza en Génesis ordenando a la humanidad que llene la tierra. En Génesis 1:28,

“Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra…”

Dios creo a Adán y Eva a Su imagen y deseaba que ellos llenaran la tierra con adoradores y portadores de Su imagen. Dios siempre tuvo un plan para llenar la tierra con una comunidad mundial de adoradores. Sin embargo, sabemos que en Génesis 3 el pecado se introdujo y dañó la relación entre Dios y los portadores de Su imagen. Y para el capítulo 8, el mundo no se veía nada bien.

Pero, mientras Dios inunda la tierra y vuelve a empezar, escuche la orden que le da a Noé, justo después de que baja del arca. El plan de Dios de llenar la tierra de adoradores sigue siendo el mismo. Génesis 9:1 dice: “Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles: “Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra””. De nuevo el mandato es multiplicarse y llenar la tierra con una comunidad de adoradores. Al llegar al capítulo 11 debería haber una simple pregunta en todas nuestras mentes: ¿Consigue Dios llenar la tierra con su gloria?

Desafortunadamente, el fracaso está a la vuelta de la esquina y Génesis 11:1-4 nos dice,

“Hubo un tiempo en que todos los habitantes del mundo hablaban el mismo idioma y usaban las mismas palabras. ² Al emigrar hacia el oriente, encontraron una llanura en la tierra de Babilonia y se establecieron allí.³ Comenzaron a decirse unos a otros:

«Vamos a hacer ladrillos y endurecerlos con fuego». (En esa región, se usaban ladrillos en lugar de piedra y la brea se usaba como mezcla). ⁴ Entonces dijeron: «Vamos, construyamos una gran ciudad para nosotros con una torre que llegue hasta el cielo. Eso nos hará famosos y evitará que nos dispersemos por todo el mundo».”

Se Crean las Naciones

 

Observe que en este momento sólo hay una lengua y un pueblo; las naciones aún no existían. Su fracaso en llenar la tierra fue una rebelión directa a los mandatos de Dios, pero en lugar de aniquilarlos, Dios responde con un plan de misericordia y creatividad. Dios confunde sus lenguas y los recrea en diversas naciones, dispersándolos por toda la tierra. Dios afirma en Génesis 11:7-8,

“Vamos a bajar a confundirlos con diferentes idiomas; así no podrán entenderse unos a otros».⁸ De esa manera, el Señor los dispersó por todo el mundo, y ellos dejaron de construir la ciudad.”

Al terminar la introducción, vemos que Dios tiene a la gente dispersa por toda la tierra, hablando muchas lenguas diferentes. ¿Cómo va a llegar a todos ellos? ¿Qué hará? ¿A quién utilizará? Aquí es donde la trama se complica.

Se Establece una Nación Misionera

 

Tan pronto como Dios crea las naciones, inicia un plan para reagrupar a algunos individuos de cada una de estas lenguas y grupos humanos. Dios aparta una nación que será su nación misionera.

“El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. ² Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. ³ Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».’” Génesis 12:1-3

Más tarde descubrimos que la “bendición” es la salvación a través de la fe de Abraham. Pero Dios tiene un contexto más amplio para lo que va a hacer por el mundo a través de Abraham y su familia. Dios bendice a Abraham para que, a su vez, él y su familia puedan ser una bendición para todos los pueblos del mundo. Curiosamente, este mandato no era sólo para Abraham. Esta responsabilidad era para todos los miembros de la familia de Abraham. Eran una familia misionera. Observa cómo Dios sigue llamando a las generaciones sucesivas para que alcancen a todas las naciones. El siguiente en la línea es el hijo de Abraham, Isaac, a quien Dios repite el mandato en Génesis 26:4:

“Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas de los cielos, y les daré todas estas tierras. Y mediante tu descendencia, todas las naciones de la tierra serán bendecidas.”

Y al hijo de Isaac, Jacob, en Génesis 28:14:

“¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra! Se esparcirán en todas las direcciones: hacia el oriente y el occidente, hacia el norte y el sur; y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.”

La misión era para todos los miembros de la familia de Abraham, porque en Génesis 12:3 Dios prometió que todos los pueblos serían bendecidos por medio de ellos. Cristo es el objeto de bendición para todas las naciones, pero la familia es el medio. Para hacer la conexión con nosotros, en el Nuevo Testamento se habla de nosotros como descendientes espirituales de Abraham, compañeros de su familia (Gálatas 3:29, Efesios 2:11-19, Romanos 9:8). Si estamos en la familia, somos parte de la misión. Y como familia de Dios, la iglesia hereda la misma misión que el pueblo de Dios ha tenido a lo largo de toda la Biblia.

Tema Misional del Antiguo Testamento

 

El resto del Antiguo Testamento está lleno del diseño de Dios para que Israel sea una luz para las naciones. Cuando entendemos el contexto más amplio, empezamos a ver las historias de la Biblia a través de un nuevo lente misionero. He aquí algunos ejemplos: Los 10 mandamientos fueron dados por Dios a Moisés y al pueblo con un propósito misionero. Se les ordena obedecer los mandamientos en Deuteronomio 4:5-6 y

“Síguelos al pie de la letra y darás a conocer tu sabiduría y tu inteligencia a las naciones.”

La reputación de Dios se extendió después de dividir el Mar Rojo, cuando otras naciones y pueblos se enteraron de las obras de Dios. En Josué 2:9-10, Rahab exclamó:

“Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos tenemos miedo de ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado. ¹⁰ Pues hemos oído cómo el Señor les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar Rojo cuando salieron de Egipto…”

También vemos en 1 de Reyes 4:34 que Dios le dio a Salomón mucha sabiduría, pero para un propósito mayor:

“Y los reyes de todas las naciones enviaban a sus embajadores a escuchar la sabiduría de Salomón.”

Incluso en el exilio, el pueblo de Dios tuvo la oportunidad de ser una luz para las naciones, como Sadrac, Mesac y Abednego en el horno de fuego, donde leemos en Daniel 3:29 el impacto de Dios en el rey:

“Por lo tanto, yo decreto: si alguien, cualquiera sea su raza, nación o lengua, habla en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, será despedazado y su casa será reducida a un montón de escombros. ¡No hay otro dios que pueda rescatar de esta manera!».”

El rey se convirtió en un mensajero del poder de Dios a las naciones y el Rey Darío hizo lo mismo, luego de que Daniel fuera liberado del foso de los leones en Daniel 6:26, al decir:

“Ordeno que en mi reino toda persona tiemble con temor delante del Dios de Daniel…” 

El Tema Misional del Nuevo Testamento

 

Al pasar al Nuevo Testamento, vemos que el contexto de la historia de Dios sigue siendo el mismo. Ahora Cristo, Dios encarnado, entra en escena y ¿qué vemos en el patrón de su vida y ministerio? Nada diferente. Ya sea tomando una ruta más larga para llegar a una mujer samaritana (Juan 4:1-42) o sanando a varios gentiles para enseñar a sus seguidores (Marcos 5:1-20, 7:24-30), Cristo en el Nuevo Testamento, mantuvo el patrón establecido en el Antiguo Testamento.

El propósito de Dios de reunir a adoradores de todas las naciones nos ayuda a entender las enseñanzas y acciones de Jesús, como la de desalojar el templo cuando “al llegar a Jerusalén, Jesús entró en la zona del templo destinada al culto de los gentiles y encontró gente comprando y vendiendo allí. Los expulsó, diciendo: “¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”?”. Marcos 11:15-17. Básicamente, estaban dejando fuera a los mismos gentiles que Dios deseaba reunir e incluir en el culto.

Como Jesús enseña sobre la señal de su regreso en Mateo 24:14, “Y se predicará este evangelio del reino en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”, podemos ver que algo del cronograma del propósito de Dios en la historia dependerá del cumplimiento de su promesa abrahámica de bendecir a todas las naciones.

El ministerio de Jesús parecía regirse por el principio de dar a conocer el reino de Dios a las zonas que aún no habían oído. En Lucas 4:42-43, Jesús da ésto como la razón para dejar una ciudad donde todavía había necesidades; “…ellos intentaron evitar que él los dejara, pero él dijo: ‘Debo predicar las Buenas Noticias del Reino de Dios a otros pueblos también, porque para eso he venido.’”

Jesús da un claro mandato a sus seguidores en cada relato de los evangelios, el cual Marcos registra como:

“Id por todo el mundo y predicad las Buenas Noticias a toda la creación.”

El libro de los Hechos es un testimonio del relato de la expansión del Evangelio hasta los confines de la tierra. Comienza con Jesús haciéndose eco de lo que había enseñado a los discípulos durante los últimos tres años. Lucas registra en Hechos 1:8,

“pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.”

Esto es exactamente lo que ocurre en el esquema del libro, partiendo de los “confines de la tierra” aún por cumplir. El resto del libro de los Hechos y las Epístolas ofrecen una descripción detallada de Pablo y el resto de la banda misionera que lucha por levantar iglesias en todo el mundo. Pablo lleva el mismo principio rector que Jesús al enfatizar la necesidad de alcanzar a los no alcanzados. Pablo nos da su ambición para su ministerio en Romanos 15:20 diciendo

“Mi gran aspiración siempre ha sido predicar la Buena Noticia donde nunca antes se ha oído el nombre de Cristo, y no donde otro ya ha comenzado una iglesia.”

Conclusión

 

La introducción: Génesis 1-11, la trama: Génesis 12 hasta Judas. Así que, ¿cuál es la conclusión? En Apocalipsis 7:9, Juan registra una escena que tiene gran significado a la luz de la promesa de Dios a Abraham, el tema del Antiguo y Nuevo Testamento, los mandamientos de Jesús así como también la narrativa no terminada de Hechos diciendo: “Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras.…”

Es importante conectar lo que está ocurriendo en Apocalipsis con lo que Dios inició en Génesis 12 en la vida de Abraham. Dios lo hará. Habrá un representante de cada nación, tribu, pueblo y lengua, postrándose y adorando a Sus pies. El cielo es multicultural.

Dios es un Dios misionero y de tapa a tapa, nos está mostrando Su misión. Esta misión es el contexto de la Biblia  y la narrativa general que impulse todo lo que Dios hace. Solo cuando comprendemos el contexto de Su historia, podemos comprender nuestro propósito en la vida. Dios quiere incluirle, mientras El termina los capítulos finales. Dios tiene una misión – todas las naciones y un método – todos los creyentes.  ¿Se unirá a El para traer representates de cada pueblo, lengua, tribu y nación delante del Trono? Esto ocurrirá y la única pregunta que queda es ¿será usted parte de esto?

Para estudiar más a profundidad, vea:

 

Salmo 33:13-14, 67:1-7, 86:9-10, 96:3 Isaías 11:9-10, 49:6, 52:10, 61:11 Jonás 4:11 Habacuc 1:5 Sofonías 2:11 Hageo 2:7 Zacarías 8:20-23

Malaquías 1:11 Mateo 9:35-38, 28:18-20 Juan 20:21 Romanos 10:11-15 Gálatas 3:13-14 I Timoteo 2:4-6 II Pedro 3:9 I Juan 2:2